Cuando sostenemos a nuestro hijo pequeño en nuestros brazos, podemos decir: "Te quiero y espero que crezcas para ser todo lo que puedes ser".
Años más tarde, en la adolescencia, este ser querido puede estar luchando, no estar dispuesto a escuchar, y estar dirigiéndose hacia un camino peligroso. El intento de hacer frente a la situación puede construir muros emocionales o comportamientos autodestructivos que pueden bloquear la capacidad de éxito.
¿Muy sombrío? Antes de que nuestros hijos se enfrenten a la presión negativa de sus compañeros y construyan muros emocionales, tenemos la oportunidad de establecer un vínculo con ellos. Puede empezar por reservar 20 minutos al día para jugar con nuestros hijos a su nivel sobre un tema que les interese. Si bien esto puede promover el aprendizaje, la función no es arrastrar a nuestro hijo a tener que cumplir nuestras expectativas, sino como un momento en el que nuestro ser querido disfruta de estar con nosotros.
Debemos sensibilizarnos cuando nuestro hijo destaque en esos pequeños logros y considerar la posibilidad de hacerle un cumplido. Y lo que es más importante, sacar a relucir el logro cuando haya un entorno positivo, como otro miembro de la familia que esté dispuesto a emitir también un elogio. El refuerzo positivo crea una mayor confianza en las habilidades de resolución de problemas y el deseo de esforzarse más allá de nuestra norma. Este procedimiento puede incluso ayudar cuando se utiliza con un niño que ha demostrado una mayor obediencia a las reglas del hogar.
1. El vínculo temprano y 2. el refuerzo positivo pueden permitir que nuestros hijos acepten nuestra imputación en mayor medida en esos años difíciles que se avecinan. Esa cercanía tiene el potencial de ser apreciada durante toda su vida.
3. La disciplina: Uno de los objetivos de la disciplina es hacer que el niño pase de "reaccionar emocionalmente" a "desarrollar habilidades positivas para resolver problemas."
Considere, un "tiempo fuera" donde el niño va a un lugar determinado, como el dormitorio del niño y permanece allí durante un número determinado de minutos sin mostrar un "comportamiento irrespetuoso." La duración del tiempo puede basarse en ayudar al niño a aprender la autodisciplina en lugar de basarse en "abrumar" al niño porque la duración del tiempo se basó en el "nivel de ira" de los padres.
Este método permite al niño la opción de cumplir voluntariamente en lugar de enfrentarse a una forma alternativa de castigo menos favorable.
La disciplina por no es un sustituto para promover el desarrollo de los procesos de pensamiento de un niño para prever posibles problemas y analizar las opciones para hacerles frente. Esto puede venir en forma de una "pregunta" bien pensada. Puede que la pregunta ni siquiera requiera una respuesta si es probable que inicie más discusiones improductivas. Si se responde y la respuesta del niño apunta en la dirección correcta, considere el refuerzo positivo en lugar de insistir en la respuesta "perfecta" desde la perspectiva del adulto. A veces, se puede formular una segunda pregunta para redirigir los procesos de pensamiento del niño hacia un resultado más positivo.
El 4º concepto es: El deseo de aceptación por parte de una figura de autoridad.
Una forma rápida de deteriorar la comunicación con los niños es romper este vínculo de aceptación.
A largo plazo, los niños pueden aprender a aceptar un castigo razonable por las faltas cometidas. Sin embargo, si por enfado aplicamos un castigo injusto, palabras duras o retribución física, dañamos nuestra relación padre-hijo. Si esto ocurre, en lugar de redoblar nuestra apuesta por "enfatizar" la autoridad que tenemos sobre nuestros hijos, considere una disculpa "por no seguir la norma de conducta que hemos establecido" dentro de nuestro hogar. Este puede ser un momento de enseñanza, permitiendo que el mundo de nuestros hijos se rija por normas y no por emociones.
Los líderes exitosos hacen un uso positivo de este deseo de aceptación. Este principio llega al aula, a la sala de juntas, a las campañas políticas y a los puestos de liderazgo de los equipos. Ignorar este principio puede ser la diferencia entre caer bien o ser despreciado; ser escuchado o ser ignorado.
Insistir en ganar discusiones sin sentido e ignorar las normas de conducta del hogar puede ser una actitud corta. Este tipo de interacción tiene el riesgo de disuadir a nuestro hijo de aprender rasgos personales como la amabilidad, la humildad y la capacidad de construir relaciones exitosas dentro de su propia vida.
¿Las cicatrices de nuestra propia vida interfieren en la consecución de estos objetivos? ¿Y si nos sentimos abrumados, deprimidos, ansiosos, luchamos con la ira o las emociones por la falta de afecto de alguien? Interactuar con recursos dentro de nuestra comunidad puede ser beneficioso.
El 5ºconcepto es: Alguna vez has preguntado a una persona mayor a la que respetas: "¿Qué es lo mejor que han hecho para criar a sus hijos?". Una respuesta podría ser: "Llevar a nuestra familia a la iglesia". El egocentrismo puede ser un destructor de vidas. ¿Qué rutina podría promover mejor el pensar más allá de uno mismo?
El 6ºconcepto es: Los que aman a Dios lo suficiente como para buscar Su justicia crecen para ser Sus siervos. Educando a los niños y enseñándoles a orar, pueden llegar a saber que nosotros mismos permitimos voluntariamente que "alguien" esté a cargo de nuestra dirección en la vida.
"Conocer el amor de Jesús" son sólo palabras. Entender esta frase puede ser la base de la confianza en uno mismo que nos permita ser un mejor modelo. Imagina el ejemplo que damos al demostrar que nosotros también somos estudiantes en las cosas que Dios desea enseñarnos.
El folleto gratuito de la página siguiente es una guía para una confianza en sí mismo que aún no hemos comprendido del todo.
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